- Nos encontramos ante dos paradigmas distintos. Sería como comparar 'Pulp Fiction' con 'La gran belleza'.
- Pocas veces se ha identificado tanto un nombre con una disciplina como Comaneci y la gimnasia artística.
- La falta de romanticismo de Biles, sin embargo, no le quita ningún mérito a sus gestas.
- Biles es una fuerza de la naturaleza y un ejemplo de superación. Puede, incluso, que sea mejor gimnasta que Comaneci porque nadie dice que Maradona no sea mejor que Pelé
La anécdota que se suele asociar a Nadia
Comaneci es que, cuando consiguió el primer 10 de la
historia en los Juegos Olímpicos de Montreal 76, el marcador electrónico no
estaba preparado para los dos dígitos y marcó un 1.000. Es una verdad a medias:
el marcador quedó así pero ni aquel era el primer 10 de la historia de los
Juegos –el francés Albert Séguin lo había conseguido en 1924,
en la modalidad de potro- ni siquiera era el primer 10 que se veía en una gran
competición en la gimnasia moderna: la maravillosa checa Vera
Caslavska lo había hecho en los Mundiales de 1967.
Con
todo, la leyenda Comaneci ha resistido a cualquier realidad. Pocas veces se ha
identificado tanto un nombre con una disciplina. Quizá se puede hablar de Eddy
Merckx en ciclismo, Michael Jordan en baloncesto o,
durante décadas -hasta que llegó Michael Phelps-, Mark Spitz en
natación. Cada vez que aparece una estrella en el horizonte, la comparación es
obligada pero a la vez injusta. Competir con Comaneci es competir contra un
fantasma, como el que intenta perseguir LeBron James desde Akron, pegando
puñetazos a ciegas
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